sábado, 15 de agosto de 2009

Introducción al libro Teatro Campesino 1° Edción . 1969

INTRODUCCIÓN
El campesino peruano no ha ingresado como personaje al teatro nacional. La novela lo ha acogido hace mucho tiempo, la poesía ha recogido sobre todo sus quejas y hasta el cine ha pintado ya, con cierto colorido turístico, el ambiente indígena del hombre de campo peruano.
El teatro es la isla a la que la imagen del trabajador agrario no ha podido arribar aún. O cuando ha llegado no ha sido él mismo, sino un fantoche, un “indio”, un “serrano”, un “cholo”, un “animal”, en fin dentro de una concepción despectiva de su realidad. La verdadera faz del labrador agrícola, llena de contrastes, frustraciones, sufrimientos, protestas contenidas y esperanzas, no ha sido iluminada por los dramaturgos. Nuestro teatro ha incidido principalmente en la conducta de la pequeña burguesía de la ciudad. Los personajes del pueblo, especialmente los del campesinado, no han podido subir a escena todavía
Con la presente primera serie de siete obras se intenta poner el arte teatral al servicio de la clase mayoritaria, a la que pertenecen los campesinos de la sierra peruana; se trata de recrear, en esa formidable plataforma que es el teatro, la vida de un aparte de la masa popular. En cada pieza escénica se expone, por eso, una denuncia y se ensaya una crítica respecto a un conjunto de situaciones derivadas del sistema social en el que los protagonistas se movilizan. Se plantean, asimismo, algunas ideas referentes a la obligatoria, necesaria y verdadera solución del problema sociopolítico del país. Este libro es el primer impulso de una corriente que ha demostrar la urgente y perentoria exigencia de quienes, en el campo o en la ciudad, se levantan muy mañana para trabajar mucho y comer poco.
Estas obras han sido escritas no solo para la lectura, sino para la representación. Representación que puede realizarse en la más completa sala teatral, o –y eso es lo importante- en cualquier coliseo, plaza, calle o lugar donde haya espacio, público y avidez para efectuarla. Se ha utilizado para ello, un mínimo de personajes –vale decir de actores- se ha prescindido de los decorados, se ha evitado complicar las acciones y se ha obtenido así una “historia” lineal, breve, sencilla, y directa. General mente la “historia” se ha construido sobre la base de un hecho más o menos verídico y su narración se ha encargado a personajes sin mayor carga psicológica individual con el fin de dar fuerza a la voz común, múltiple, del grupo social al que representan. Aun las luces, como recurso de cambio, pueden ser suplantadas por diversos elementos que marquen la línea divisoria entre uno y otro tiempo, uno y otro ambiente, uno y otro acontecimiento dramático.
Técnicamente, estas obras se sustentan en una conjunción artística de medios que el teatro puede directamente aprovechar para, de esa manera, plasmar un espectáculo divertido e interesante. El monólogo, la pantomima, la danza, el canto –obtenidos de las propias manifestaciones populares-, así como los carteles y la sobreactuación se convierten en instrumentos activos del drama y permiten, además, el “distanciamiento” del espectador.
Catorce años de plena vida campesina –nací en una comunidad indígena- y un continuo e intenso contacto con los pueblos de la sierra apoya a esta inicial expresión artística.
El teatro, como todas las artes, está comprometido con una u otra clase social. Ya es hora de que el multitudinario hombre que labra la tierra haga su ingreso, herramienta en mano, al escenario nacional.


Víctor Zavala Cataño
1969

OBRAS DEL LIIBRO
  • El Gallo
  • La Gallina
  • El Collar
  • La Yunta
  • El Turno
  • El Arpista
  • El Cargador

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